Los procedimientos básicos de actuación en los incendios, tratan
de establecer unas pautas genéricas a seguir en todo incendio. Estos procedimientos
no pretenden recoger detalladamente todas las circunstancias que se pueden
presentar en la realidad, debido a que ello depende de infinidad de factores
que aleatoriamente pueden manifestarse. Son, eso si, una buena guía de la
secuencia de acciones que habitualmente se han de establecer en casi todos los
incendios, debiendo quedar claro que están abiertas a las matizaciones o
variaciones que cada siniestro de incendio requiera.
Estos procedimientos o pautas básicas las agruparemos en los siguientes
puntos:
1.- INFORMACIÓN, RECONOCIMIENTO Y EVALUACIÓN.
2.- RESCATE Y EVACUACIÓN.
3.- EXTINCIÓN.
4.- VENTILACIÓN.
5.- INSPECCIÓN.
6.- REACONDICIONAMIENTO O CONSOLIDACIÓN.
7.- INVESTIGACIÓN Y REMOCIÓN DE ESCOMBROS.
8.- RECONOCIMIENTO FINAL.
9.- RECOGIDA DE MATERIALES Y EQUIPOS.
En un incendio podrán o no presentarse todas las partes
anteriores, en función de las características de aquel, así por ejemplo en
algunos incendios no será necesario
realizar rescates.
Una cuestión importante es el orden de seguimiento de cada una de
las pautas expuesta. En general el orden es el reflejado anteriormente; por
ejemplo será prioritario el rescate de una persona en peligro sobre la
extinción del incendio.
Pero en función de las circunstancias que se presenten, podrá ser
necesario variar el orden de las pautas básicas que se han indicado.
Información, Reconocimiento y Evaluación.
La evaluación de la situación esta condicionada por dos periodos o
etapas bien diferenciadas. En una primera etapa se dispone de una primera información
que se facilita sobre el incendio, es decir en el momento en que se efectúa la
salida desde el despacho.
En una segunda etapa dispondremos de una segunda
información que recogeremos al llegar al lugar del siniestro.
Primera Etapa
Esta primera información ha de ser lo más precisa posible, pues condiciona
en gran medida la decisión de la composición de la dotación de salida. En
muchos casos la información facilitada está sesgada o es imprecisa, debido a
múltiples razones (como por ejemplo el nerviosismo de la persona que llama a la
central de alarmas, descripciones incorrectas de lo que sucede por tratarse de
una comunicación con intermediarios, o una percepción errónea de lo que en
realidad ocurre, etc.).
Por lo tanto, habrá que contar con cierto margen de incertidumbre respecto
de lo que nos vamos a encontrar, y por consiguiente, acudir con una dotación adecuadamente
dimensionada en medios humanos y materiales.
La información mínima que nos debe facilitar la central de alarmas
es la dirección a la que hay que acudir, el tipo de siniestro, que en este caso
es un incendio y el tipo de inmueble o construcción (viviendas, oficinas,
fábrica, garaje, etc.)
Por supuesto, cuanta más información adicional a la indicada se
nos facilite, más acertadas serán las labores asignadas a los voluntarios de la
dotación de salida. Pero en esta cuestión hay que ser realista y aceptar que en
no pocas ocasiones solo se dispone de la dirección a la que hay que acudir a realizar
una extinción y del tipo de inmueble afectado.
Hasta aquí se habrá realizado una primera evaluación, en función
de la información disponible, habiéndose dimensionado a continuación, por el oficial
o voluntario al mando, las funciones a la dotación de Voluntarios.
Segunda etapa
Al llegar al incendio veremos por nuestros propios ojos lo que
está sucediendo, es decir realizaremos el reconocimiento del escenario del incendio.
La operación de reconocimiento es imprescindible, pues de ella depende en gran
medida el éxito de nuestra intervención. El reconocimiento es un ejercicio de
observación e identificación, que básicamente comprende lo siguiente:
a)
Observar si
existe la necesidad de rescatar a personas que se encuentren en situación de
riesgo o solicitando socorro.
b) Localizar los puntos de las
llaves de paso o interruptores de las redes de suministro de gas y electricidad
para proceder a su corte.
c) Identificar bien los diferentes focos de fuego del incendio.
d) Comprobar si existen
riesgos adicionales, como depósitos de gases o líquidos inflamables con peligro
de deflagración o de explosión, acumulaciones de combustibles sólidos, cables
eléctricos caídos, posibles desplomes de tejados, de muros o de soleras, o
caída de objetos a la vía pública. Las edificaciones colindantes pueden correr
el riesgo de propagación, recalentamiento de instalaciones y demás riesgos que
se pudieran presentar según circunstancias.
e) Buscar puntos de
abastecimiento de agua (grifos, aljibes, piscinas, acequias, etc.)
Además debemos escuchar las indicaciones que nos van a facilitar
las personas allí presentes. Estas indicaciones suelen ser muy valiosa pues nos
informan de aspectos relevantes con vistas a la intervención, como por ejemplo
las personas que han quedado atrapadas, riesgos existentes ocultos, puntos de abastecimiento
de agua, etc.
Una vez realizado el reconocimiento y escuchadas las indicaciones
de las personas allí presentes, tendremos ya una segunda información mucho más
precisa que la primera que recibimos durante el despacho, y estaremos en
condiciones de realizar una segunda evaluación mucho más correcta que la
primera, lo que nos va a posibilitar llevar a cabo el trabajo de manera eficiente.
Reconocimiento Segunda información Segunda evaluación Un trabajo
eficiente también requiere, que los Bomberos que intervienen actúen de forma
coordinada, de forma tal que todos sus miembros tengan asignada una misión o
tarea, consiguiéndose con ello que algunas de las pautas anteriormente
expuestas se lleven a cabo simultáneamente. De esta manera se evitarán demoras
innecesarias.
Rescate y evacuación
El rescate es la acción mediante la cual trasladamos a una persona
de una zona de riesgo a otra carente de el. En los incendios, los rescates se realizan
además, para alejar a las personas evacuadas, de diferentes riesgos que pueden
producirles quemaduras, asfixia, intoxicación, caídas en altura, electrocuciones,
etc.
En todo incendio, tiene prioridad la operación de rescate de
personas sobre cualquier otra, y es probablemente la única que justifica correr
mayores riesgos que ninguna otra.
Lo que no significa actuar sin haber realizado la correspondiente
evaluación.
Cuando no se tenga certeza sobre las personas que pueden
encontrarse en el interior de un inmueble incendiado, hay que ir realizar un
reconocimiento del interior a la vez que realizamos la extinción. Por supuesto
si es viable realizar un reconocimiento de interiores previo a la extinción,
este se llevará a cabo.
Un lugar donde pueden haber quedado personas atrapadas y que no debemos
olvidar es ¡el ascensor!. También es importante recordar que un comportamiento
típico infantil ante la presencia de fuego, es ¡esconderse! debajo de una cama,
mesa o sofá, o en el interior de un mueble (como por ejemplo un armario), así
también en los baños, en
lugar de salir corriendo al exterior; por ello si se sospecha que
puede haber niños en el inmueble, se debe prestar especial atención a los
lugares mencionados.
El rescate comienza con la evacuación del lugar del incendio de
los afectados y finaliza con la ubicación de estos en un lugar seguro exento de
riesgos. Para llevar a cabo un rescate, tendremos que optar por una vía de evacuación
y por un medio de rescate. A continuación pasamos a definir ambas.
Vías de evacuación
Son los lugares por los que podemos acceder a un inmueble
incendiado y también por donde evacuar a los afectados. Normalmente se puede
optar por alguno de los siguientes:
- Ventanas
- Balcones
- Terrazas
- Azoteas
- Tejados
- Puertas exteriores “Salida de Emergencia”
- Portales
- Claraboyas
- Patios interiores
- Pasillos
- Escaleras interiores
- Escaleras de incendios
En algunas ocasiones el rescate se realiza dentro de la propia edificación
trasladando a los afectados de una zona a otra exenta de riesgo, como por ejemplo
un patio interior, o un sector de incendios independiente (caso de un
hospital).
Según las circunstancias que se presenten y en función de la vía
de evacuación elegida, será necesario o no utilizar medios de rescate
concretos.
Por ejemplo si existe falta de visibilidad pero las personas a
evacuar pueden salir por su propio pie, la labor de rescate se limitaría a
guiar a las personas a través de las vías de evacuación, sin ser necesario
utilizar ningún medio de salvamento especial.
Medios de rescate
Los medios de rescate son los medios que se emplean para llevar
cabo la evacuación a través de algunas de las vías mencionadas anteriormente.
Habitualmente se utilizan los siguientes:
- Camillas
- Arnés
- Cuerda
- Escalera Extensible
- Escalera de Ganchos
- Manga de evacuación
- Carro Telescopio
- Vehículo con Brazo articulado
- Helicóptero
La elección de uno u otro medio dependerán del estado de la
víctima o afectado, así como de la disponibilidad del medio de rescate o no.
También juega un papel importante las condiciones de entorno a la hora de
utilizar un medio de rescate; por ejemplo un carro telescopico no podrá ser
utilizado en calles muy angostas, o un helicóptero no podrá descender en una
azotea llena de antenas.
En otras ocasiones la evacuación se lleva a cabo por el propio pie
de los afectados, o bien a hombros, en brazos o en una silla, no siendo
necesario ningún medio de rescate especial.
Extinción
La operación de combatir un incendio comprende dos acciones:
a) La
Contención o Confinamiento.
b) La
Extinción.
La Contención o Confinamiento
Es la operación mediante la cual se evita que el incendio se
propague a otras zonas adyacentes. Se trata, como su propio nombre indica, de
contener el incendio dentro de unos límites, impidiendo que se extienda a otros
inmuebles o instalaciones. La contención comprende dos operaciones; por un lado
se trata de reducir el foco del incendio para no permitirle generar excesivo
calor, y por el otro se refrigera con agua las zonas que rodean el incendio.
Otras veces la contención incluye, además de lo dicho, el traslado
de combustibles de una zona a otra alejada de las llamas. La contención, como es
fácil deducir, se lleva a cabo en incendios que superen la respuesta inicial, donde
no es posible realizar una rápida extinción. La contención es primordialmente
un ataque indirecto del fuego. En definitiva se trata de aplicar el principio
de aislar el fuego.
La Extinción
Es la operación mediante la cual se apaga el fuego. Es un ataque
directo sobre las llamas del incendio. En grandes incendios es posterior a la
contención, puesto que no suelen ser extinguibles hasta que buena parte de los combustibles
han ardido o hasta que han llegado los refuerzos necesarios. En incendios
pequeños solo existe extinción, no siendo necesaria la operación de contención.
Principios a seguir en la extinción
1. Utilizar el agente extintor
adecuado.
2. Comprobar si existe red seca
y si se va a utilizar.
3. Observar si existen hidrantes
operativos.
4. Conectar el carro-bomba a un
hidrante u otras fuentes de abastecimiento.
5. Presurizar la red seca, o
decidir cuantas líneas de ataque se van a instalar.
6. Establecer por donde se
colocaran los tendidos de ataque. Evitar codos (Z), y colocar protectores de
manguera (si posee) para el tráfico de vehículos. Para esto se deberá solicitar
y coordinar la suspensión del transito en la calle del lugar siniestrado, para
resguardar el personal y material que desarrollan las labores de extinción.
7. Calcular bien las perdidas
de presión y utilizar los diámetros de manguera de mayor a menor diámetro
(siguiendo el principio de radio hidráulico), una vez conectadas las mangueras
y presurizado el tendido, el que maneje la bomba debe tener presente que, en
caso de que se esté agotando el agua del estanque, debe avisar de este hecho con
tiempo suficiente al pitonero, para que este no se encuentre repentinamente sin
agua en medio de las llamas.
8. Extinguir el fuego lanzando
el agua a la base de las llamas, pues este es el lugar donde se genera la
combustión.
9. No utilizar cualquier pitón,
sino el adecuado para el tipo de fuego a tratar (hay pitones de uno, dos y tres
efectos, de un solo caudal y de caudal variable, etc.). En unos casos interesará
alcanzar las llamas alejadas, en otros refrigerar mucha superficie, en otros
mojar con poca presión y mucho caudal, etc.
10. No malgastar el agua, sobre
todo si hay limitaciones de abastecimiento.
11. Procurar no deteriorar los
inmuebles más de lo necesario, nuestro trabajo consiste en minimizar perdidas.
(hay que intentar operar de forma cuidadosa)
12. Avanzar en parejas por cada
línea de ataque. El primero maneja el pitón y soporta del 20% al 30% los
empujes de reacción de la manguera, mientras que el segundo soporta del 70% al
80% los empujes de la manguera. Si es posible, y sobre todo con mangueras de 50
milímetros o más, es preferible trabajar con un tercero sujetando la manguera
unos 5 metros detrás del segundo, cuya misión es arrastrar la manguera o
retirarla, según lo pida el pitonero.
13. Utilizar los R.T.I.B. para las
comunicaciones entre el carro bomba, jefe de servicios y el pitonero.
14. Tener en cuenta que la mayor
protección personal contra el fuego se consigue lanzando el agua en cortina y
no a chorro. Se debe poner especial cuidado en no tocar con los dedos la cortina
formada, pues se abriría un espacio en la cortina de agua por donde nos podrían
penetrar las llamas.
15. Antes de ingresar por la
puerta, ventana o abertura de un local o habitación de la que sale humo, conviene
tomar precauciones ante la posible producción de una explosión de humo (backdraft).
Si se va a abrir una puerta, hay que colocarse en un lateral y agacharse, con
el pitón en posición cortina, protegiéndonos de la posible producción de una
lengua de fuego. Al penetrar permanecer agachados. Recordar que la explosión de
humo se puede producir con cierto retardo respecto de la apertura de una
entrada.
16. Utilizar siempre el equipo de
protección personal para incendios estructurales (Casco, botas, guantes chaquetón,
ovelor, capuchón y E.P.R.A.C.). En caso de presentarse dificultades de orientación
usar una cuerda guía. Cuando no se tenga visibilidad por la gran cantidad de
humo producida, caminar palpando con una mano y un pie, preferiblemente pegados
a la pared, ya que cerca de ella se está más protegido de desplomes y además
será más fácil volver a salir en caso de desorientación.
17. Poner atención a la caída de
objetos y a los crujidos, pues pueden significar el aviso de un desplome de una
estructura. Los marcos de las puertas suelen ser buenas posiciones para
permanecer bajo ellos lanzando agua, ya que en caso de un desplome quedan más
libres de impactos. No obstante, hay que tener mucho cuidado con las demás estructuras
susceptibles de caernos encima, cuando han estado expuestas al fuego por un
buen tiempo, ya que aunque no se escuchen ruidos pueden venirse abajo, por lo que no debemos fiarnos de su aparente estabilidad, y por lo
tanto no arriesgarnos inútilmente colocándonos bajo ellas.
18. Si encontramos un incendio
con líquidos inflamables, y mientras se monta una línea de espuma, podremos
forzar las llamas hacia adelante lanzando agua en forma de neblina, pero habrá
que hacerlo poniendo mucha atención para que al avanzar no se reinicie el fuego
detrás de nosotros. En este caso recordar que el agua no apagará el fuego, sino
que tan solo lo controlará para que no se propague por otras zonas.
19. El tacto, es un sentido muy
útil para detectar temperatura en paredes, puertas y ventanas, lo que
evidenciará la existencia de un foco de calor al otro lado.
20. Por último recordar que,
aparte de la vista, el tacto y el oído, el olfato es un buen aliado para
detectar olores que evidencian situaciones de riesgo (como por ejemplo, escapes
de gas, fugas de ácidos, etc.)
Ventilación
La ventilación es una operación que tiene por finalidad mejorar
las condiciones de intervención en el interior de un local. Concretamente mejora
la visibilidad, que siempre queda disminuida por el humo que todo incendio
produce, mejora la habitabilidad al rebajar la temperatura que el fuego ha
elevado y mejora la respirabilidad del aire, el cual en los incendios queda con
una baja proporción de oxigeno y una alta concentración de gases tóxicos.
La ventilación de un local incendiado produce un aporte de aire
del exterior y por lo tanto una oxigenación. Esta oxigenación favorecerá la combustión,
pero también mejorará las condiciones de visibilidad y de habitabilidad
térmica. En conjunto las condiciones de intervención mejorarán sensiblemente,
por lo que, para nosotros los bomberos, en la mayoría de las actuaciones será
preferible ventilar.
La forma más común y en general la más efectiva de ventilar, es
abrir manualmente las ventanas o puertas del local incendiado. En otras
ocasiones no hay más alternativa que practicar orificios en las partes
superiores para dar salida a los gases de combustión.
Cuando no es posible provocar la circulación natural del aire por alguno
de los métodos anteriores descritos, entonces se recurre a sistemas de circulación
forzada del aire. Esto se consigue con extractores o ventiladores los cuales
son capaces de hacer circular el aire que pasa a través de ellos, succionándolo
por uno de sus lados e impulsándolo por el otro.
Existen dos métodos o formas de ventilar:
- Por presión
positiva
- Por presión
negativa.
Presión Positiva (ventilación por sobrepresión)
Consiste en crear una presión positiva en el interior del recinto
a ventilar. Para conseguirlo se instala el ventilador en una abertura del local
incendiado que de al exterior, y se inyecta un flujo de aire que sobre presión a
la atmósfera del interior del local. Al mismo tiempo, hay que preparar otra abertura
por donde salga al exterior el aire sobrepresionado.
La mejor disposición, es
la colocación del ventilador en la parte más baja del local a ventilar, y la
apertura de salida del aire en la parte más alta, estando ambos puntos lo más
separado posible para que el vaciado de humo se verifique en todo el volumen
del local.
Presión Negativa (ventilación por depresión)
Consiste en crear una presión negativa en el interior del recinto
a ventilar. Para conseguirlo se instala el ventilador en un abertura que de al exterior,
pero ahora lo que se realiza es un succionado del aire del interior del local.
También en este caso debe de existir algún hueco por donde penetre el aire
limpio y fresco del exterior hacia el interior del local. La disposición ideal
seria colocando el extractor en el punto más alto del local, pues es en las
zonas superiores donde se acumula más humo y calor. Este tipo de ventilación tiene
el inconveniente de que los gases calientes atraviesan el extractor, con lo
cual puede acabar dañado debido a la cantidad de calor que tiene que soportar.
Ventilación hidráulica
Al margen de los dos métodos de ventilación que hemos visto,
podemos utilizar la línea de ataque con la que estamos extinguiendo el incendio
para expulsar el humo de un pequeño local o una habitación. Para ello no hay
más que colocar la boquilla del pitón en una posición tal que produzca una cortina
de agua ajustada al marco de una ventana u otra abertura. Para que este método
funcione correctamente, el agua debe salir ajustada al marco pero sin tocarlo.
De esta manera se crea un efecto de succión que expulsa el humo junto con el
agua que sale proyectada al exterior.
Inspección
Una vez concluida la extinción y la ventilación, es cuando se
puede proceder a realizar una inspección de todo el escenario del incendio. Se
trata de inspeccionar puntos donde el fuego halla quedado latente en forma de brasas,
descubrir fugas de líquidos, localizar víctimas ocultas y evaluar daños de en
las estructuras del edificio.
Esta operación la podremos llevar a cabo cuando las condiciones de
visibilidad mejore lo suficiente como para poder apreciar visualmente todo
estos detalles en el interior del local siniestrado.
Reacondicionamiento o Consolidación
El Reacondicionamiento o consolidación es un conjunto de acciones que
persiguen evitar que se colapsen las estructuras que habiendo resultado afectadas
por el fuego aún permanecen en pie. Comprende la colocación de sistemas de
apuntalamiento, etc. Las tareas de reforzar y sujetar muros, tabiques,
techumbres y otros, se llevan a cabo una vez concluida la fase de inspección.
Basándose en esta inspección se determina que partes de la construcción
necesitan consolidarse provisionalmente hasta que se proceda a su
rehabilitación. En algunos casos simplemente se tratará de consolidar para
evitar riesgos de derrumbes o caída de objetos que puedan herir a terceros, o
dañar a una edificación o instalación anexa a la incendiada.
Investigación y Remoción de escombros
La investigación tiene por finalidad averiguar la causa del
incendio, su origen y como se ha propagado. La investigación se realiza una vez
que no existen riesgos en el lugar a investigar. Es importante que el personal
que participan en la extinción procuren no destrozar el lugar del incendio, porque
si se remueven demasiado los objetos, luego es muy difícil llevar a cabo la
investigación. Ha de procurarse que las cosas queden lo más parecido a como estaban
en el momento de llegar apagar el fuego.
La remoción de escombros es la operación mediante la cual se
extraen de una edificación los restos de materiales que ha destruido el
incendio. Estos escombros están constituidos por cascotes de yeso y cemento, ladrillos,
tejas, travesaños de madera y diversos objetos de papel, plástico, metal,
porcelana, vidrio, etc. La finalidad de la remoción es variada. En unos casos
se busca la remoción de objetos para localizar focos de fuego latentes; en
otros se persigue sacar al exterior los objetos quemados para que dejen de
emitir humo en el interior del local incendiado; en otras ocasiones solo se
pretende dejar una casa libre de obstáculos para poder empezar con su
rehabilitación; otras veces se hace para buscar pruebas del inicio del incendio
que han quedado ocultas. Por supuesto la finalidad también podría ser rescatar
un cadáver sepultado por los escombros.
Reconocimiento final
El reconocimiento final tiene por finalidad dar por concluida la intervención
para poder iniciar el regreso. Se realiza una rápida comprobación de la
edificación en general y de su entorno por si se hubiera pasado por alto algún
riesgo adicional. De no presentarse ninguna novedad adicional, se procede a la
retirada de los equipos humanos y materiales de intervención.
Recogida de materiales y equipos
La recogida de todo lo utilizado durante la intervención, se debe realizar
procediendo al recuento y para ello nada mejor que colocar cada cosa en su
lugar, pues es esta la mejor forma de ver si falta algo. Por otro lado,
conviene efectuar una última revisión por el escenario en donde se intervino,
por si se deja algo olvidado.
Al recoger los materiales y equipos hay que fijarse bien en todo aquello
que requiera una mantención (E.R.A, equipos generadores, etc.), una carga
eléctrica (linternas, etc.) o una limpieza o reparación, con la finalidad de
que al llegar al cuartel se proceda a realizarla. Recuerde que el servicio
termina luego que los equipos, herramientas y materiales se encuentran en su lugar
sin novedad.
No importa cuantos recursos tengas
Si no sabes como utilizarlos
Nunca será suficiente.
Lcdo. González Allen Juan Vicente
Sub-Oficial
de Bomberos